miércoles, 12 de agosto de 2009

Para Finalizar...




Otro juego que ocupa un lugar preferencial, hasta la fecha, es el volantín o cometa. Desde la época de la colonia, este juego ha sido sinónimo de competencias para demostrar quien era el mejor en encumbrarlos, el que más resistía en las “comisiones” o derribaba más contrincantes o el que tenía el volantín más bonito. Era tal el entusiasmo que ocasionaba este juego, que trascendía las clases sociales, sexo y las buenas costumbres, ya que con el objeto de conseguir los volantines que caían derrotados en las comisiones, las personas no respetaban la propiedad privada ni a las personas que presenciaban el espectáculo. Hubo, inclusive, que dictar bandos que regularan los lugares donde se debían encumbrar para evitar daños a terceros y peleas.


También, podemos señalar que entre otros juegos más practicados y populares se encontraban los juegos con pelotas como: la chueca, la pelota vizcaína, las bochas, el frontón. De éstos, el primero, de origen mapuche, tuvo bastantes adeptos y fue necesario prohibir y castigar con excomunión a quienes participaran de este juego durante los días festivos, ya que era tanto el fanatismo que los juegos podían durar días, dejando de asistir a misa. Eso fue en el año 1763.
La pelota vizcaína o pelota vasca también tuvo gran aceptación, porque se fomentó con el objeto que la juventud se alejara de otras diversiones menos sanas como los naipes o el alcohol.





Tal como se puede apreciar, aún cuando hay juegos que resultan desconocidos en esta época y, prácticamente imposibles que vuelvan a tener su antiguo apogeo, hay otros como las carreras a caballo, volantines, que han traspasado generaciones y siguen muy arraigados a nuestras costumbres y, en otros casos, temporalmente retoman su vigencia en las fiestas de septiembre, como lo es el palo ensebado o las carreras en saco.
No obstante, nos preguntamos si alguna vez será posible recuperar nuestras antiguas tradiciones para que no queden en el olvido y, de este modo, procurar conservar y mantener nuestra historia y cultura popular que como sociedad a veces olvidamos y, con ello, también nuestro origen…





lunes, 10 de agosto de 2009

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Los niños de sociedad se juntaban en sus casas, y se entretenían con juegos como el corre el anillo, la gallinita ciega, las estatuas, penitencias, el cordero sal de mi huerta, el otra esquina por ahí, el pimpín sarafín, el Ca-ti-ta-ja, el hilo de oro, entre otros muchos de la época.

Los adultos también se recreaban en lugares denominados chinganas, pulperías y ramadas, estas últimas, es el lugar donde se reunían en el campo y que consistían en chozas hechas de ramas.






Las chinganas, originarias del Perú, eran la versión de la ramada pero, en la ciudad. Allí se vendía comida y alcohol. También, había baile y juegos, por lo que eran habituales las peleas producto de las borracheras. En cambio, las pulperías, eran almacenes donde se vendían comestibles y vino, dando origen a tertulias.





Las entretenciones de los adultos provenientes de las clases sociales menos populares, eran los paseos en carreta. Se reunían en salones y cafés donde participaban de juegos de prendas, ajedrez, damas, Lotería.






Este último, se consideraba muy conveniente para los empresarios, por la razón de que de cada peso de la suma a que ascendía cada lotería, la casa sacaba un real. Con este sistema, a las pocas jugadas, el dinero en su casi totalidad pasaba como por encanto al bolsillo del dueño de casa. Este juego, también se jugaba en la plaza de armas, y estaba en el límite de lo autorizado hasta antes del 1810, debido a que se consideraba “perjudicia para el pueblo”.

Los cafés tenían también su sala de juegos de "cartas" o juegos de suerte y envite. Los naipes que se abrían en combinaciones que se llamaban la basiga, la malilla, el mediator, el tonto, el tresillo, que como su nombre lo indica, se juega entre tres. Y estaban los de vicio, que habían llegado de México: la banca, el monte, el paró, y la primera.

Entre los juegos de destreza y habilidad se había contado el truco, que se ejecutaba en una mesa dispuesta a este fin y que después sería el de billar, juego éste que se introdujo en Chile el año 1812, viniéndose a usar sólo en 1832 los tacos con suela.



Los salones de baile eran conocidos como "filarmónicas". En cambio, las ramadas y las chinganas corresponden a los lugares de entretención de las clases populares.
Entre los juegos prohibidos, se encontraban las corridas de toros y las peleas de gallos.


Las corridas de toro, principal entretención de los primeros españoles, se realizaban de manera muy condicionada y en el espectáculo se hacía una división entre las clases sociales y el sexo de las personas que asistían. Sin embargo, a partir de siglo XVIII, las carreras de caballo comenzaron a superar en convocatoria a las corridas de toro, y éstas empezaron a decaer.

En cambio, las peleas de gallos fueron muy populares y aunque en alguna época se intentaron suprimir, nunca ha sido posible erradicarlas del todo. Las peleas se realizaban en círculos de más tres metros de diámetro y de ochenta centímetros de alto, que se llamaban “reñideros”. Fueron famosas por las apuestas que se hacían, tanto así que muchas veces las familias sacrificaban su alimentación para dársela al gallo, con el objeto que éste ganara peleas y, de este modo, recibir el dinero proveniente de las apuestas.

Entre otras entretenciones con animales, podemos mencionar las domaduras de caballos, el lazo, la caza del cóndor y de la vicuña, el gallo descabezado, etc.

domingo, 9 de agosto de 2009

Los Inicios...

Alegrías, juegos y fiestas de la Independencia”




Al comenzar el siglo XIX nada indicaba que estuviésemos a punto de independizarnos políticamente de España, ni menos aun que tendríamos que hacerlo por armas.



“La humanidad siempre ha puesto su afán en hallar los medios que faciliten pasar el tiempo lo mejor posible en el amplio sentido de la expresión, en buscar la situación perfecta que le proporcione el ideal de hacer de la vida un juego mesurado, rítmico y gratificante”


“¡Junta queremos!”, “¡Junta queremos!” – estas fueron las ultimas líneas del discurso promulgado durante el Cabildo abierto el 18 de Septiembre de 1810, por el joven José Miguel Infante. Por otro lado la multitud exasperada y enajenada de de aquel clima tenso y expectante que se vivía en las afueras del Cabildo, grita a voz alzada: “¡Junta queremos!”, “¡Junta queremos!”.


El histórico Cabildo abierto concluyó entre repique de campanas. Las casas se embanderaron. En la noche hubo iluminaciones y una orquesta dio serenatas al conde de Toro y Zambrano y los otros elegidos, en sus respectivas residencias.


Posteriormente, los problemas políticos que afrontaba el país a causa de las diferencias existentes entre los patriotas y los realistas crecieron cada vez más. A causa de esto, el 4 de Julio de 1811 José Miguel Carrera, realiza un golpe de Estado con el que toma el control del país.


Los tres periodos que marcaron la Independencia: Patria Vieja, Reconquista y Patria Nueva, a pesar de los muchos inconvenientes y problemáticas sufridas, no sólo por la aristocracia chilena, sino que también por los muchos criollos y habitantes de nuestra patria, no dieron paso a las penurias y miserias, las cuales no eran pocas, ya que no faltó tiempo ni motivos para celebrar y entretenerse.


Las fiestas y juegos fueron dando colorido a los ratos de ocio, extendiéndose por todo el periodo de la Independencia, al igual como se realizó en la Colonia.


La necesidad de diversión, inherente a la raza humana, fue tomando formas y características distintas, llegando a establecerse en los sectores más populares. Sin embargo, estas actividades se vieron cada vez mas afectadas por las prohibiciones y prejuicios, poniendo en peligro la perduración de las actividades que conocemos hoy.


Estas diversiones, integradas por fiestas, juegos, reuniones, forman parte de la vida de nuestros pueblos. Algunas, actualmente casi ya no se recuerdan pero, por otra parte, aquellas que tomaron más fuerza durante el siglo XIX, en la independencia de la mayoría de los países, se arraigaron en la alegría de la gente y, sufriendo o no transformaciones, viajaron hasta hoy a través de generaciones, para manifestarse en fiestas populares.
Dejaremos fuera las carreras
a la Chilena, el rodeo y la rayuela, para centrarnos en actividades menos conocidas, extintas o prohibidas en la actualidad, como la corrida de toros y la pelea de Gallos, pero no podemos dejar de lado la inocencia del volantín, que junto con la lotería y pelota, fueron uno de los juegos más combatidos por las autoridades, que los evidentemente violentos juegos con animales.
La gente se reunía principalmente en lugares públicos, como la plaza de armas. En ella, los niños practicaban juegos populares como las bolitas, encumbrar volantines, o ver funciones de títeres. También, se realizaban competencias como el palo ensebado, carreras en saco.

Otra diversión infantil de la época, también al aire libre, eran las tradicionales "mata perros" no eran más que guerras de piedra que se realizaban entre dos bandos: Chimberos y santiaguinos, uno frente a otro en el río Mapocho. Estas guerras eran siempre los días festivos en la tarde. Este espectáculo era presenciado por las personas desde el Tajamar.

¿Continuara? ...(Publicado por Ignacia Barrera!, Rocio Marin!, Alexa Corenjo, Paz Gatica, Leonardo Dinamarca)