“Alegrías, juegos y fiestas de la Independencia”
Al comenzar el siglo XIX nada indicaba que estuviésemos a punto de independizarnos políticamente de España, ni menos aun que tendríamos que hacerlo por armas.
“La humanidad siempre ha puesto su afán en hallar los medios que faciliten pasar el tiempo lo mejor posible en el amplio sentido de la expresión, en buscar la situación perfecta que le proporcione el ideal de hacer de la vida un juego mesurado, rítmico y gratificante”
“¡Junta queremos!”, “¡Junta queremos!” – estas fueron las ultimas líneas del discurso promulgado durante el Cabildo abierto el 18 de Septiembre de 1810, por el joven José Miguel Infante. Por otro lado la multitud exasperada y enajenada de de aquel clima tenso y expectante que se vivía en las afueras del Cabildo, grita a voz alzada: “¡Junta queremos!”, “¡Junta queremos!”.
El histórico Cabildo abierto concluyó entre repique de campanas. Las casas se embanderaron. En la noche hubo iluminaciones y una orquesta dio serenatas al conde de Toro y Zambrano y los otros elegidos, en sus respectivas residencias.
Posteriormente, los problemas políticos que afrontaba el país a causa de las diferencias existentes entre los patriotas y los realistas crecieron cada vez más. A causa de esto, el 4 de Julio de 1811 José Miguel Carrera, realiza un golpe de Estado con el que toma el control del país.
Los tres periodos que marcaron la Independencia: Patria Vieja, Reconquista y Patria Nueva, a pesar de los muchos inconvenientes y problemáticas sufridas, no sólo por la aristocracia chilena, sino que también por los muchos criollos y habitantes de nuestra patria, no dieron paso a las penurias y miserias, las cuales no eran pocas, ya que no faltó tiempo ni motivos para celebrar y entretenerse.
Las fiestas y juegos fueron dando colorido a los ratos de ocio, extendiéndose por todo el periodo de la Independencia, al igual como se realizó en la Colonia.
La necesidad de diversión, inherente a la raza humana, fue tomando formas y características distintas, llegando a establecerse en los sectores más populares. Sin embargo, estas actividades se vieron cada vez mas afectadas por las prohibiciones y prejuicios, poniendo en peligro la perduración de las actividades que conocemos hoy.
Estas diversiones, integradas por fiestas, juegos, reuniones, forman parte de la vida de nuestros pueblos. Algunas, actualmente casi ya no se recuerdan pero, por otra parte, aquellas que tomaron más fuerza durante el siglo XIX, en la independencia de la mayoría de los países, se arraigaron en la alegría de la gente y, sufriendo o no transformaciones, viaj
aron hasta hoy a través de generaciones, para manifestarse en fiestas populares.
Dejaremos fuera las carreras a la Chilena, el rodeo y la rayuela, para centrarnos en actividades menos conocidas, extintas o prohibidas en la actualidad, como la corrida de toros y la pelea de Gallos, pero no podemos dejar de lado la inocencia del volantín, que junto con la lotería y pelota, fueron uno de los juegos más combatidos por las autoridades, que los evidentemente violentos juegos con animales.
La gente se reunía principalmente en lugares públicos, como la plaza de armas. En ella, los niños practicaban juegos populares como las bolitas, encumbrar volantines, o ver funciones de títeres. También, se realizaban competencias como el palo ensebado, carreras en saco.
Otra diversión infantil de la época, también al aire libre, eran las tradicionales "mata perros" no eran más que guerras de piedra que se realizaban entre dos bandos: Chimberos y santiaguinos, uno frente a otro en el río Mapocho. Estas guerras eran siempre los días festivos en la tarde. Este espectáculo era presenciado por las personas desde el Tajamar.
¿Continuara? ...(Publicado por Ignacia Barrera!, Rocio Marin!, Alexa Corenjo, Paz Gatica, Leonardo Dinamarca)